DISEÑO

SILLAS. ICONOS DEL DISEÑO MODERNO. MDF

Una muestra que explora la configuración óptima de la silla contemporánea, con piezas emblemáticas de la colección de Alexander von Vegesack, fundador del Vitra Design Museum.

Aunque sentarse sobre los talones sea para los humanos una postura de descanso innata, anatómicamente ideal, preferimos buscar el apoyo del cuerpo en algún resalto que sirva de suplemento y nos aleje del suelo. En ese tipo de asiento tiene su origen la silla, un mueble sofisticado elevado sobre patas inaccesibles a los insectos, con un respaldo en el que acomodar la espalda para liberar las vértebras lumbares de la carga del torso que las comprime. Si la silla incluye reposabrazos que reciban el peso de las extremidades superiores descargará, aún más, la columna vertebral.
Contado así, diríase que la silla es un invento de la ortopedia y algo de esto tiene. Sirve de andamiaje del cuerpo, a modo de férula o de corsé, elementos de compresión que, en usos médicos, aportan ventajas y acarrean el inconveniente de atrofiar la musculatura. Si una silla consiste en un artefacto moldeado sobre la volumetría del cuerpo, deberá impedir que su forma induzca una postural corporal incorrecta o enfermiza. Lograrlo dependerá de la sabiduría del diseñador que idee su fisonomía y fabrique su materialidad.
Una silla es, por tanto, un elemento técnico complejo, simplificado por los maestros de la arquitectura moderna del siglo XX en una máquina de sentarse de alta precisión, equivalente al concepto de máquina de habitar que Le Corbusier impuso a la casa. Nada mejor, antes de adquirir una silla, que voltearla para comprobar, en sus articulaciones ocultas, si es de calidad o solo la finge a través de su belleza. Decían aquellos maestros modernos que quien diseña bien una silla sabe crear arquitectura óptima. Este mueble imprescindible representa el ingenio humano y la esperanza en la perfección.

Fotos y texto: ©Mercedes Peláez López/ARKslowww.com

REPORTAJE COMPLETO EN DISEÑO INTERIOR 370