NODO es un proyecto que involucra a siete diseñadores, material recuperado y un viejo local en el madrileño barrio de Lavapiés en total oscuridad. A partir de desechos cada uno reinventa una lámpara como una invitación a despertar el espíritu crítico y la toma de conciencia.

Cuenta Tanizaki en su manifiesto El Elogio de la Sombra que la belleza ha estado ligada a la luz, en cambio la oscuridad ha tenido siempre una connotación negativa. Esto no ocurre en Japón. Ahora tampoco en Madrid. En momentos de incertidumbre siete creadores trabajan para hacer visible lo invisible. Rescatar la belleza de lo oscuro con desechos.
Carlota Gallo y Claudia Paredes son las comisarias de NODO. Ambas, junto a Raquel Quevedo, Stef Fusani, Lucas Muñoz, Inés Sistiaga y Joel Blanco dan cuerpo a esta acción. Todos ellos aman Madrid y forman una nueva movida postmoderna, desalineada, reflexiva y ecléctica.
A comienzos de agosto, en una ciudad asfixiante y desierta surge la llamada de NODO. Y un viejo espacio emerge de las tinieblas. Un escenario lleno de escombros, capas de historia y ajeno a la contaminación lumínica. Suficiente para reescribir cómo ellos perciben la cotidianeidad de un objeto tan simple, necesario y doméstico como la lámpara.

REPORTAJE COMPLETO EN DISEÑO INTERIOR 332