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NEUROILUMINACIÓN: LUZ AL SERVICIO DEL BIENESTAR

Los expertos de LAMP abordan cómo la iluminación afecta a la percepción, el estado de ánimo y el rendimiento, a través de la comprensión de los mecanismos neuronales que activa.

La neuroarquitectura aborda el diseño espacial prestando una especial atención a la vivencia experiencial de un espacio y la conexión entre la percepción y nuestras respuestas emocionales, por tanto, a las acciones y respuestas corporales de los usuarios en un espacio determinado. La luz, como elemento que nos permite percibir un espacio, tiene una especial relevancia y nos ayuda a mantener un entorno adecuado considerando estos aspectos emocionales o psicológicos. Sin embargo, la iluminación también tiene efectos sobre el bienestar. Se trata de la influencia que tiene sobre nuestra sincronización cronobiológica y que tiene que ver con una percepción No-Visual, atendiendo a los efectos sobre nuestro sistema endocrino. Un buen diseño de iluminación, integrado con el resto del diseño arquitectónico, nos puede ayudar, por tanto, a crear ambientes que promuevan la salud y el bienestar de las personas.

Esto es precisamente lo que investiga la llamada neuroiluminación, un campo interdisciplinario que se encuentra en pleno desarrollo y que bebe de la neurociencia para investigar cómo la iluminación afecta directamente a la percepción, el estado de ánimo y el rendimiento, a través de la comprensión de los mecanismos neuronales activados. Teniendo en cuenta esto, podemos englobar las bases de la neuroiluminación en los siguientes puntos:

Iluminación inclusiva. Un aspecto importante a la hora de aproximarnos a la disciplina de la neuroiluminación, es entender los requerimientos específicos y particulares de la comunidad de usuarios que van a habitar los espacios, especialmente aquellos usuarios sensibles, como los niños durante su primera infancia, cuyo sistema ocular se encuentra en desarrollo, o los adultos mayores, más propensos a ser afectados por la degeneración macular y una progresiva pérdida de la capacidad visual. En ambos casos su mayor sensibilidad y menor capacidad de filtro a la denominada “luz azul” (una parte del espectro visible de la luz), hace necesario proteger a estos usuarios de emisiones directas a fuentes de luz no clasificadas como exentas de riesgo fotobiológico.
Evitar efectos del “flicker” o parpadeo es especialmente relevante en entornos con usuarios neurodivergentes y niños. Este efecto causa síntomas como dolores de cabeza o falta de concentración, efectos que se acentúan en pacientes con epilepsia fotosensible o personas autistas.

Productividad y rendimiento. Los conceptos de neuroiluminación aplicados en entornos laborales y/o educativos pueden optimizar la productividad, el rendimiento y mejorar el desarrollo cognitivo. La iluminación influye en la concentración, la fatiga visual y la eficiencia en la tarea a desarrollar. Estando fuertemente ligado a las condiciones de confort y ergonomía visual.

Circulación y jerarquización de espacios. La iluminación en un espacio interior es una herramienta que puede ayudar también a jerarquizar los espacios, a guiarnos en la circulación a través de estos o a llamar la atención sobre cualquier elemento espacial que nos interese resaltar. Un buen diseño de iluminación, integrado con el resto del diseño arquitectónico, también nos puede ayudar a zonificar espacios sin necesidad de contar con barreras físicas.

Estados de ánimo. Cómo la luz influye en el estado anímico y el bienestar emocional. Existe una correlación entre niveles de iluminación y temperatura de color estableciendo condiciones lumínicas confortables para el ser humano. Así, una luz fría e intensa aumenta la capacidad de concentración y el estado de alerta, mientras que las luces con temperaturas de color más cálidas tienden a promover la relajación y la sensación de comodidad. Un buen diseño de iluminación acertará ajustando la temperatura de color de la luz según la actividad y el momento del día y nos ayudará a optimizar la estimulación positiva. Por otra parte, la incorporación de tecnologías de iluminación dinámica permite modular la intensidad y temperatura de color, tanto para adaptarse al dinamismo de la luz natural, como para lograr el ambiente lumínico más óptimo según necesidades y momentos.

Ritmos circadianos y luz. Los ritmos circadianos son los patrones naturales de sueño y vigilia de las personas, es decir el llamado reloj biológico del cuerpo humano. La neuroiluminación también aborda cómo estos ritmos de sueño se pueden ver afectados por la exposición a diferentes tonalidades, colores e intensidades de luz. De ahí que la luz natural ayude a promover de forma saludable la vigilia durante el día, mientras que una exposición a la luz brillante por la noche (pantallas de dispositivos electrónicos, por ejemplo) puedan alterar los ritmos circadianos y afectar negativamente a la calidad del sueño.

Por último, cabe mencionar que desde 2019 la Comisión Internacional de Iluminación (CIE), denomina como “Iluminación integradora” a esta iluminación diseñada para mejorar el bienestar, el rendimiento y la salud de los usuarios, teniendo en cuenta tanto los efectos visuales, como los no visuales. La adaptación de las estrategias de iluminación bajo este concepto integrador, a medida que las investigaciones y los conocimientos en la materia avanzan, son esenciales para maximizar los beneficios potenciales derivados de la neuroiluminación.

Texto: Raquel Quevedo Roldán, Directora de marketing de Lamp.