James Turrell presenta en Pace Gallery de Londres nuevas obras de la serie Constellation que exploran las posibilidades tecnológicas y sensoriales de la luz.

La interacción entre espacio, luz y color es la base de la obra del británico James Turrell, que centra su trabajo de investigación en la percepción visual y la psicología humana. Su última serie Constellation, que se puede ver hasta el 14 de agosto en la Pace Gallery de Londres, se adentra en la posibilidades sensoriales que permiten las nuevas tecnologías. Las obras se presentan en espacios específicamente creados para ellas por el propio artista, que dice preparar las paredes tan perfectas para que no distraigan de las obras presentadas. Cada Constelación consiste en un corte realizado sobre el muro –que el artista compara con el bastidor de un lienzo– cuyo vacío se convierte en una ventana que sugiere el movimiento del universo y responde a su fascinación infantil por las estrellas. Con formas elípticas y circulares, su superficie de vidrio esmerilado cobra vida animada con LEDs programados por ordenador. Los cambios de luz son sutiles e hipnóticos, y los colores se transforman unos en otros sin solución de continuidad, con una ejecución en bucle tan perfecta que resulta imperceptible. Tanto las relaciones cromáticas dentro de las obras como el juego engañoso entre su superficie y la profundidad apuntan a una analogía subyacente con la pintura, un aspecto que le interesa de manera particular, y que abordó desde el principio de su carrera al interesarse por la dialéctica entre construir la luz y pintar con ella, para posteriormente centrarse en la investigación de su inmaterialidad.

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