Con el objetivo de crear conciencia sobre el importante papel de la arquitectura en nuestra sociedad, el Festival des Architectures Vives (FAV) llenó Montpellier el pasado junio de inesperados territorios urbanos creados por la más joven generación de arquitectos, paisajistas y urbanistas.

En la que ha sido su 14ª edición, el Festival permitió a los visitantes entrar en mansiones y patios privados del centro histórico de la ciudad, normalmente cerrados al público, para disfrutar de las sorprendentes instalaciones alojadas en su interior. En un viaje tanto por ciudad como por sus creaciones contemporáneas efímeras, la iniciativa apostó no sólo por descubrir el rico patrimonio histórico de Montpellier y la íntima relación que éste mantiene con la arquitectura contemporánea, sino también por promover a la generación más joven de arquitectos, muchos de ellos, extranjeros. Con el fin de despertar conciencia entre el público general e incitar a una reflexión global sobre la arquitectura y el desarrollo urbano, el Festival mostró una imagen abierta y dinámica del diseño actual, a través de instalaciones que en muchos casos permitieron la interacción con el público. Además, un equipo de ‘mediadores’, formado por estudiantes de arquitectura, acompañaba a los visitantes para facilitar la comprensión de cada una de las intervenciones. Todos ellos pudieron elegir su instalación favorita, en una votación que culminó en la entrega de premios celebrada el 18 de junio en el patio de la Dirección Regional de Asuntos Culturales. Además del Premio del jurado, a la instalación Transformé, de Coralie Casanova y Thibaud Bronchart; y el del público, a Le Papillon d’Or, de Cristina Nan, Dirce Medina Patatuchi y Carlos Bausa Martínez; se entregaron también dos Menciones Especiales a las instalaciones Showcase y Notre Nid, de los españoles Enrique López e Íñigo Berriozal.

Festival des Architectures Vives festivaldesarchitecturesvives.com

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