DISEÑO

EL UNIVERSO DE JEAN PROUVE, CAIXAFORUM, MADRID

La exposición ‘El universo de Jean Prouvé. Arquitectura, industria, mobiliario’, en CaixaForum Madrid, revela el legado de un pionero que fue inventor, fabricante, diseñador, arquitecto y profesor.

En la infancia jugar bajo la mesa oculta un precoz ejercicio de reducción de escala por el que los niños cambian mueble por casita, tablero por forjado y patas por pilares. Prouvé replicó el juego canjeando pautas entre edificios y mobiliario.
La exposición ‘El universo de Jean Prouvé. Arquitectura, industria, mobiliario’, en CaixaForum Madrid, es un acontecimiento imprescindible en el campo del diseño. Permite disfrutar en directo de parte de la extensa producción del creador francés y medirse a tamaño real con sus elegantes piezas. Hay que detenerse ante el soberbio módulo de estructura para el Grupo escolar provisional (1956-57) de Villejuif, en Francia. Atraen desde lejos las siluetas en rojo de sus muletas formadas por pilar inclinado y viga en voladizo, sus cuatro patas perforadas, y los refuerzos verdes adosados al alma de los perfiles de acero. De cerca, se manifiesta con la forma exacta de una mesa enorme, que muestra por debajo el esqueleto sustentante del tablero en madera. La sensación es similar a la experimentada por los niños gateando bajo el mobiliario. A causa de la dimensión colosal de los tornillos, excesiva para nuestras manos, creemos contemplar un mueble de tornillería fina donde sólo existe un módulo a escala de habitación. Es certera la sensación de percibir intercambios visuales entre habitáculos y mesas. Responden a las reglas igualitarias que Prouvé aplicaba a sus obras, y desvelan las cualidades de un auténtico artista surrealista, experto en cambios de contexto, que aplicó, por ejemplo, a los pilares inspirados en taburetes del Palacio de exposiciones Alpexpo (1967-70), en Grenoble. Sorprende en un autor que se consideraba a sí mismo poco más que cerrajero y fabricante. “Ante todo he sido un industrial”, resumió, ya anciano, en respuesta al desafecto de quienes recelaban de su trabajo por carecer de titulación oficial en arquitectura, ingeniería o bellas artes. Alcanzó, sin embargo, la cumbre del diseño en el siglo XX, soñando un futuro perfecto, justo y sostenible, asociado a mobiliario y casas prefabricadas eficaces, sencillas, desmontables y transportables, en paralelo a las imaginadas por el norteamericano Richard Buckminster Fuller y la arquitecta francesa Charlotte Perriand.
Textos y fotografías: Mercedes Peláez
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