DISEÑO
SUPERSALONE 2021 Y MDW
MILAN DESIGN ‘GREEN’
El Supersalone ha sentado las bases sobre las que debería apoyarse el futuro del sector del hábitat: una apuesta decidida por la sostenibilidad como única vía para la supervivencia.
La ciudad de Milán ha acogido la primera gran feria internacional de diseño después de la COVID-19. El reto era mayúsculo y, a pesar de las promesas de la organización y de la apuesta por un modelo comisariado por un incuestionable como Stefano Boeri, las expectativas generadas no eran muy altas. Quizá ese sea el motivo de que el balance, tanto en expositores como en visitantes, haya sido más optimista de lo que se esperaba: más de 60.000 visitantes de 113 países, de los que casi la mitad eran compradores y agentes comerciales.
Muchos pensaban que la feria solo se celebraba por la presión de los intereses de la ciudad y que sería difícil contar con el apoyo de las empresas, no solo internacionales sino también italianas, y sin embargo, allí estaba un grupo muy representativo de ellas, suficiente para poner en marcha la máquina que ha desatado una reacción en cadena: el Salón ha trascendido sus cuatro pabellones y ha vuelto a llenar Milán de eventos de diseño, no solo tan interesantes como siempre, sino más cargados que nunca de energía, positivismo y esperanza en el futuro.
La transformación del Salone, empezando por su renovada dirección –ahora a cargo de una joven pero súper preparada María Porro, de la familia de fabricantes del mismo nombre y fogueada tanto en la industria como en el manejo de asociaciones empresariales, y especialista en internacionalización–, ha sido radical y no solo forzada por sus reducidas dimensiones: al planteamiento comisariado y de ‘biblioteca’ de productos se ha sumado una decidida apuesta por la sostenibilidad: por primera vez en su historia toda su producción se ha hecho con materiales reciclables y con un montaje que permite un fácil desmantelamiento con mínimos residuos.
Se trataba de crear un marco coherente con las urgencias del siglo XXI y también con las propuestas de la mayoría de las empresas, que llevaban años de ventaja al Salone en su apuesta por la sostenibilidad. Es cierto que algunas de ellas solo han hecho acto de presencia para mostrar su apoyo –el modelo de stand igual para todos era difícil de aceptar por las grandes ‘aziende’–, sin embargo, otras muchas han aprovechado la ocasión para presentar las novedades que han gestado en estos meses, diseños más comprometidos, más sostenibles y responsables, y sobre todo, para convertir sus stands en una declaración de intenciones que destacara su identidad.
Como era de esperar, pocas españolas –todos sabíamos que esta iba a ser una edición marcadamente italiana–, pero suficientemente preparadas y atentas a la oportunidad que el Supersalone podía representar. La primera, Andreu World, que no solo tenía novedades que contar sino que lo hizo a lo grande, convocando a dos de los mejores diseñadores del mundo, Patricia Urquiola y Philippe Starck, para explicarlas. Junto a ella, la solidez de la alicantina Inclass, con una hoja de ruta firmemente orientada al contract, y otras emergentes, como Calma o Ezpeleta, que avanzan con paso decidido apoyadas en el diseño.
Junto a la apuesta por una producción más sostenible, el otro gran protagonista de las novedades del Supersalone ha sido el outdoor. Atentas a los cambios que ha traído la pandemia, las empresas se han apresurado a dar respuesta a la nueva demanda de equipamiento de calidad para los espacios de exterior y mientras que muchas que ya lo tenían en su catálogo lo han potenciado, otras se han estrenado por primera vez en este sector con resultados más que interesantes.
La reacción en cadena a la que hacíamos antes referencia ha saltado de los pabellones a las calles de Milán y de nuevo los showrooms y las exposiciones de la ciudad se han hecho eco de lo que ocurría en la Feria. Desde el Durini District, que acoge a las marcas más comerciales, a espacios orientados al art-design, como el recorrido de las 5vie, o plataformas más alternativas y emergentes, como Alcova, a la que dedicaremos futuras ediciones; pero sobre todo, a la incombustible Rossana Orlandi, que vive una etapa dorada apoyada en su Ro Guiltlessplastic Prize, una convocatoria que desafía a la comunidad del diseño a pensar de manera diferente sobre cómo se fabrican los objetos y da visibilidad a proyectos basados en el reciclaje. Dotado con 10.000 e, el premio ha reunido las ideas más interesantes del Fuorisalone, que se expusieron en el Museo de la Ciencia y la Tecnología. Entre ellas, la ganadora incuestionable: la colección de alfombras Plastic Rivers que Álvaro Catalán de Ocón ha hecho para GAN Rugs, un proyecto-manifiesto, realizado artesanalmente en India con PET reciclado, que denuncia la emergencia medioambiental y reproduce, píxel a pixel, el trazado de los cuatro ríos más contaminados del mundo a partir de imágenes de Google Earth. Un diseño comprometido que resume el camino por el que debería transitar el futuro, no solo del Salone sino de todo el sector del hábitat, si queremos que tenga futuro.
REPORTAJE COMPLETO EN DISEÑO INTERIOR 343