ARTE

MARIO ANTÓN. LARIOT COLLECTIVE

La alianza del formato tríptico con temáticas contemporáneas puede resultar sorprendente, pero no para el artista Mario Antón (Santander, 1993). A él le resulta natural. Las razones hay que buscarlas en su infancia, en su bagaje e incluso en su familia. “Es un objeto que llevo viendo en mi casa desde que era pequeño y al que tengo un gran respeto y cariño. Siempre que trabajo este formato despierta en mí una serie de recuerdos que hacen del proceso creativo algo muy especial”. El origen de esta alianza está en la colección de trípticos religiosos de su abuela. Él los interviene haciendo una restauración a la inversa, es decir, quitando la pintura original, preparando la madera y pintando de nuevo. De esa manera se hace evidente que el presente no es sino la última capa del pasado: “Mi abuela fue precisamente quien me animó a reinterpretar el primer tríptico que me regaló. Traduje los elementos y el relato del tríptico con simbolismos y le encantó. Me regaló otro y otro… Y aquí sigo con esta dinámica de trabajo que disfruto muchísimo”.
La mezcla funciona. De la mano de la galería Lariot Collective, Antón ha participado con éxito en ferias recientes como JustMad o Urvanity, donde su ‘Alegoría del hombre’, resultó pieza ganadora del premio de adquisición de la Fundación Montresso. Se trata de uno de sus característicos trípticos que versiona una obra de temática religiosa del siglo XVI que se encuentra en la Tate londinense. Si en esta el hombre era atacado por las flechas de los pecados capitales y protegido por las siete virtudes bajo la presencia de Cristo en los cielos, en la versión de Antón, las flechas se sustituyen por cámaras de vigilancia. La figura central es una caja abierta que representa la codicia y, arriba, el único Dios es un dron con las aspas en forma de cruz que transporta otra caja. Mario Antón/Lariot Collective.
lariotcollective.com

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