DISEÑO

MARÍA VILLALÓN. RESTAURANTE AZURMENDI

El proyecto El jardín más bonito del mundo de la interiorista María Villalón ha convertido el invernadero del restaurante Azurmendi, en un espacio delicado y emocional.

Pausa, intimidad, conocimiento… Tres características que se suman a la experiencia multisensorial y gastrómica que propone el chef Eneko Atxa cuando se visita Azurmendi, el restaurante que posee en el municipio vizcaíno de Larrabetzu, gracias a El Jardín más bonito del mundo, una instalación ideada por el estudio de María Villalón. La interiorista ha transformado el invernadero del local en un espacio emocional, habitado por 1.126 flores “únicas”, confeccionadas con compuestos biodegradables y restos de la cocina– y realizado siguiendo los principios del desarrollo sostenible que practican en la casa, comprometida con la Agenda 2030 de Naciones Unidas y que les llevó a ser el restaurante más sostenible según The World’s 50 Best Restaurants 2018.
Los jardines secos japoneses –karensansui–, con muy pocos elementos, que incluyen un sendero como elemento vertebrador para apreciar los distintos matices y que al encontrarse en un lugar cerrado están muy vinculados a la arquitectura, fueron el concepto inspirador de María Villalón para distribuir este invernadero. La interiorista ha utilizado 5 elementos –luz, aire, agua, minerales y tierra– para dar forma y textura a un ambiente que incluye un recorrido físico también por 5 estímulos, incluido el aroma. La madera de procedencia local, en forma de bloques facetados de distintas alturas y en pequeñas virutas que simulan un suelo natural de exterior, materializa lo mineral y la tierra. Se eligió por su predominio en los parajes del País Vasco, donde el 54% es superficie forestal, y por la gran tradición cultural y artesana que gira en torno a ella. Encima, “crece” una nueva especie –la flor Azurmendi–, un diseño experimental que surge del trabajo colaborativo entre la artista y el círculo cercano a Eneko Atxa con la idea de dar una segunda vida a restos desechados. La delicadeza de la corola y la delgadez de los tallos hace que al menor movimiento del aire este pausado espacio resulte dinámico y vivo. María Villalón ha creado un refugio placentero donde, según sus palabras, “las flores, la vid, al igual que las personas, son lo que son por lo que les rodea y lo que les alimenta”.

villalon-studio.com

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