ARTE

MANUEL FRUTOS LLAMAZARES. PALACIO DEL ALMUDÍ, MURCIA

‘Cuando ya no hay ruido’ reúne 130 obras de un creador que, aislado por su sordera, desarrolló una febril y personal actividad al margen de los círculos habituales.

Manuel Frutos Llamazares falleció en 2010. Su hijo David Frutos, reconocido fotógrafo de arquitectura y habitual colaborador de Diseño Interior, lo ha traído a la actualidad con Cuando ya no hay ruido, la primera exposición monográfica dedicada de su padre, que él mismo ha comisariado junto a Enrique Nieto, y que se puede visitar hasta el 30 de junio en el Centro de Arte Palacio Almudí de Murcia, región donde el artista pasó la mayor parte de su vida. Resulta sorprendente y apabullante ver reunidas más de 130 magníficas obras de quien es un auténtico desconocido. Y uno se pregunta cómo es posible que no se hubieran expuesto antes y nadie hubiera hablado de él. El motivo –lo revela su hijo– es que Manuel Frutos Llamazares nunca participó de las pompas del mundo del arte, no estaba en ferias ni en galerías y apenas se le vio en algunas exposiciones. “Mi padre promovió el aislacionismo inconsciente. Era sordo a raíz de una enfermedad de cuando vivía muy en precario como estudiante en Madrid, en los años 60. Esta sordera imprimió en su carácter una manera de ser en la que se mostraba sumamente comunicativo en la protección de su casa y estudio, y mucho más retraído fuera de sus límites. No se sentía bien con mucha gente y menos en el alboroto de una exposición. Aunque verbalizaba su necesidad vital de transcender como artista, la realidad es que en todas aquellas ocasiones que tuvo la oportunidad de hacer alguna exposición importante él mismo se encargaba de ‘dinamitarla’ de forma pasiva: no trabajaba, no asistía a las reuniones, no contestaba a las cartas…”, explica David.

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