DISEÑO

ENTREVISTA A GALA FERNÁNDEZ, LA ÚLTIMA LIBERTARIA

Madrileña, afincada en Milán y ciudadana del mundo, Gala Fernández ha tenido que llegar a los 50 para ‘florecer’ como diseñadora. Su primera colección con Moroso nos ofrece la oportunidad de descubrir una trayectoria de investigación en procesos y materiales, y de pasión por el trabajo artesano.

Gala Fernández (Madrid, 1969) estaba radiante en el showroom de Moroso cuando la vimos en Milán, el pasado abril. La madrileña era una de las protagonistas de la fiesta con la que la empresa de Údine celebraba el décimo aniversario de M’Afrique, una originalísima colección de muebles en la que Patrizia Moroso resume su pasión por África y reúne lo mejor de los dos mundos: la manufactura totalmente artesanal en Senegal, y el diseño de grandes creadores europeos como Tord Boontje, Patricia Urquiola, Marc Thorpe, Martino Gamper y ahora también, la propia Fernández, que presentaba Griot chair, su primer mueble para la marca. No era su única colaboración, también firmaba la gráfica del evento, espectaculares ilustraciones del proceso de trabajo de los artesanos, y una colección de máscaras tribales realizadas en chapa de antiguos bidones, con las que Marco Viola creó la escenografía del showroom.
Quedamos con ella en la anteprima de la Design Week milanesa porque teníamos pendiente una conversación. A lo largo de los años hemos ido oyendo su nombre asociado a interesantes proyectos en Fabrica de Benetton, el Domaine de Boisbuchet de Lessac, la Academia de la Scala… También exposiciones, como las que en 2015 le dedicaron la Galería Chambers de Nueva York o Delicacy, con Marion Friedmann Gallery London, en el MIART de Milán. Ha sido protagonista de las últimas semanas del diseño de esta ciudad, donde reside desde hace poco más de dos años después de haber pasado por Treviso, Londres, México, Francia y Madrid, por supuesto, donde trabajó con Óscar Mariné –‘mi maestro’, dice– en la época en que el Premio Nacional de Diseño se ocupó del rediseño de nuestra revista.