ARTE

STUDIO SWINE, WAVE. PARTICLE. DUPLEX. A/D/O, NUEVA YORK

Tresoldi construye obras con un importante fondo artístico y una fuerte sensibilidad arquitectónica A partir de un lenguaje híbrido, de arquetipos clásicos y formas modernistas. Piezas que trascienden el tiempo-espacio, y, jugando con lo visible y lo invisible, incorporan una nueva dimensión centrada en la ausencia.

Una dualidad entre lo visible y lo invisible, lo industrial y lo poético, lo temporal y lo permanente, lo clásico y lo contemporáneo, define a este virtuoso artista. Con parte de arquitectura, parte de arte y parte de alucinación, su obra nos sumerge en un entorno ilusorio en el que se mezclan realidad, memoria y fantasía. Nacido en 1987 en Milán, su ‘viaje artístico’ comenzó con tan sólo 9 años, bajo la dirección del pintor Mario Straforini. Su traslado en 2009 a Roma, para trabajar en escenografía, escultura y cine, le puso en contacto con una gran cantidad de medios y técnicas, que él reinterpretó desde una nueva y original perspectiva artística. Seducido por las infinitas posibilidades de la malla metálica que normalmente utilizaba para construir escenarios, Edoardo Tresoldi dio un paso más, al adentrarse en su dimensión más poética, íntima e imaginativa. En sus manos, la malla se convierte en poesía que captura la ausencia, no en el sentido de la nada, sino de lo que no es o no está presente. Su transparencia le permite ‘tejer’ el lado inmaterial de las cosas, que él ha bautizado como La Materia Ausente, y jugar con lo visible y lo invisible para establecer una dimensión de ensueño, que implica un diálogo con el paisaje y genera un nuevo tipo de experiencia inmersiva en los visitantes. “Veo en la malla metálica la poética y la representación de una proyección mental o, cuando se relaciona con la historia, la imagen de lo que solía existir pero que ya no existe”, cuenta Tresoldi, para quien es tan importante lo que se ve como lo que no.