ARQUITECTURA

BIG. MUSÉE ATELIER AUDEMARS PIGUET

Ajena a la trama urbanística de la localidad suiza de Le Brassus, la doble espiral semienterrada que da forma a las nuevas instalaciones de Museo Audemars Piguet, proyectadas por Bjarke Ingels, evoca sutilmente el mecanismo de un reloj.

Situado al suroeste del macizo del Jura, el valle de Joux es un paraíso natural en el que también tienen su sede algunas de las firmas más prestigiosas de relojería mecánica suiza de alta gama. Una de ellas, Audemars Piguet, convocó en 2014 un concurso restringido de arquitectura para ampliar sus históricas instalaciones. El ganador fue el estudio internacional BIG, dirigido por el arquitecto danés Bjarke Ingels, que propuso una construcción semienterrada para conectar las oficinas administrativas y el taller original de relojería de la compañía, fundada en 1875. Una de las principales funciones del nuevo edificio es albergar el museo de relojes Audemars Piguet y mostrar su historia a grupos reducidos, siempre con cita previa. Por ese motivo, el interior se planteó como un largo recorrido a través de los elementos y la cultura de la relojería, una suerte de viaje didáctico y secuencial para adentrarse en los secretos de la marca. Esta forma longitudinal necesariamente debía de enrollarse sobre sí misma para encajar en el emplazamiento, y es esa premisa funcional la que da origen a la doble espiral que caracteriza al edificio; una geometría perfectamente integrada el paisaje circundante que va desarrollándose en altura. Ambas espirales adoptan diferentes inclinaciones para adaptarse al gradiente natural del terreno y proporcionar la base del diseño interior del museo, que se concibe como una experiencia espacial continua y lineal.